Siempre que se incorpora una empleada doméstica para trabajar con una nueva familia es muy recomendable dedicar un rato durante los primeros días a explicarle detalladamente cómo nos gustaría que hiciese sus labores de limpieza, plancha, orden y mantenimiento de los diferentes espacios de la casa, atención y cuidado de los niños pequeños, mascotas, … Cada uno tenemos nuestros hábitos e incluso nuestras manías sobre cómo hacer este trabajo en el hogar, por lo que es conveniente que desde el principio la profesional, externa o interna, esté bien informada y familiarizada con estas costumbres, aunque muchas veces seguro que serán mejorables. De este modo, todo será mucho más sencillo y la empleada se adaptará rápidamente y será mucho más productiva.
Si hablamos específicamente de la cocina, y sobre todo si son empleadas de otras nacionalidades, que es lo más habitual, si deseamos que cocinen con los productos, alimentos y sabores que más nos gustan, salvo que ya tengan una experiencia previa trabajando con otras familias españolas, deberemos de pasar un tiempo con ellas en las primeras semanas para explicarles lo mejor posible algunas técnicas de preparación, recetas de platos sencillos, uso de ingredientes, especias, condimentos, así como ciertos consejos y habilidades para que cuanto antes estén realmente preparadas para elaborar menús que se adecúen a las preferencias de toda la familia.
Consejos prácticos para ayudar a nuestra empleada de hogar a mejorar sus conocimientos de cocina
A modo de ejemplo, algunas recomendaciones interesantes relacionadas con este punto podrían ser las siguientes:
Facilitarle o regalarle un libro de recetas:
para que conozca los platos que comemos habitualmente y las diferentes formas de cocinarlos. Podemos preparar un recetario con lo que solemos comer o cenar durante la semana, así como una lista con los ingredientes que más nos gustan, los que no queremos encontrar en nuestros platos (incluidas las especias y salsas de aderezo, muy típicas en la forma de cocinar en otros países) y, si es el caso, muy importante, informarle de si algún miembro de la familia tiene alergia a algún alimento, es celíaco, toma leche sin lactosa, sigue una dieta o régimen, … Todo esto será de gran ayuda para nuestra empleada a la hora de planificar, organizar y cocinar los menús semanales si ésta en una de sus funciones asignadas, así como al hacer la compra en el supermercado o tiendas cercanas. Existen multitud de libros de recetas muy fáciles y entretenidos de leer, y con muchas fotos de apoyo para seguir los pasos, que además proponen numerosas combinaciones “creativas” de deliciosos platos para confeccionar los menús.
Si tenemos hijos, sobre todo pequeños en edad escolar, también deberemos de prepararle otra lista diferente y específica, ya que sus gustos o hábitos casi siempre muy diferentes a los de los adultos, algo que nos ha pasado a todos cuando éramos niños. Cómo no lo vamos a recordar, cuando por ejemplo no queríamos ni ver ningún tipo de pescado o verdura en nuestros platos, ni en casa ni en el colegio …
Elaborar una lista de las marcas por tipo de producto que habitualmente utilizamos para cocinar
Si la empleada se ha de encargar de realizar la compra, lo ideal es escribir qué productos, referencias (sabores, peso, formato, % grasa o azúcares, tipo de aceite específico, alimentos frescos o congelados, …) y posiblemente hasta qué marca de fabricante es la que exactamente deseamos que adquiera, de modo que al menos podamos asegurar en cierta medida que los sabores y la calidad de los platos cocinados tienen la misma base de partida que los que solemos preparar nosotros. Esto también le ayudará a hacerlo más rápido y también evitará el dejarle abiertas las opciones para que ella seleccione un producto que considera “parecido”, pero que posiblemente tenga poco que ver y por un precio muy diferente (en ambos sentidos, más barato o más caro). Seguro que a nosotros nos ocurriría algo parecido y nos surgirían un montón de dudas si tuviésemos que realizar la compra en otro país, sobre todo fuera de Europa, para una familia o unos amigos de allí.
Una muy buena idea es la de ir al supermercado, la tienda de ultramarinos o el mercado de barrio junto con la empleada, y que compruebe directamente lo que habitualmente seleccionamos y ponemos en nuestro carrito, los productos, las marcas, qué y cómo elegimos las diferentes verduras y frutas (por ejemplo, verdes o más bien maduras), tipos de carne (ternera, cerdo, pollo, …) y pescado, y origen de las mismas, comida fresca o congelada, platos preparados, cantidades, unidades o pesos de cada referencia, etc. Mientras vamos haciendo la compra, le podemos ir explicando con cierto detalle las razones de elegir o preferir cada cosa (si hay niños pequeños en la casa, ésto tiene todavía más sentido). De este modo, tras dos o tres veces en que nos acompañe, estará mucho más familiarizada con nuestras preferencias y, sin duda, le habrá servido de gran ayuda para las próximas ocasiones.
Cocinar varias veces con la empleada al lado
Otra buena idea es la de cocinar algunos platos de los más habituales para la familia y que ella se vaya fijando en todos los pasos, así como probarlos, para que compruebe realmente la forma de elaborar las comidas, tipo de productos, utensilios, cantidad de aceite, sal, especias, etc. Esto le será de gran apoyo para ir practicando y conociendo rápidamente los sabores y recetas que nos gustan y mejorar su nivel adaptándose a lo que queremos que nos prepare regularmente, aunque posiblemente ella prefiera otros platos. Igual que nos pasa a nosotros cuando “descubrimos” sabores internacionales de otros lugares del mundo, ella podrá de este modo conocer más sobre la cocina española, aunque si cuenta con bastante experiencia trabajando en España, posiblemente ya tenga una buena base y preparación.
Relacionado con este punto, si no disponemos de tiempo o no nos consideramos tan buenos como para enseñarles, es bastante común en otros países que las familias ofrezcan a sus empleadas domésticas la posibilidad de asistir a cursos de clases de cocina, de diferentes niveles y muy diversos tipos según nuestras preferencias (española, oriental, mediterránea, japonesa, de repostería, vegetariana, healthy, creativa, …) impartidas por cocineros profesionales. Este suele ser un elemento adicional de motivación, satisfacción y fidelización para la empleada.
Darle nuestra opinión frecuentemente
Aunque posiblemente nos haga sentirnos un poco incómodos al principio, lo mejor es decirles lo que pensamos sobre los platos que vaya preparando y nuestra valoración sobre lo que no nos gusta o que debería de mejorar, porque de otro modo podría creer, erróneamente, que todo va bien. Y de la misma manera, deberíamos de felicitarla si a toda la familia le ha gustado su trabajo en la cocina (no es fácil que haya consenso y con opiniones comunes, sobre todo cuando tenemos niños).
Cocinar platos más saludables
La mejor forma de alimentarse de un modo saludable (y más económico) es cocinando en nuestra propia casa, evitando determinados ingredientes y complementos con los que se cocina en muchos restaurantes (demasiado aceite, rebozados, edulcorantes, salsas, …), algo que nuestra empleada seguro que también tendrá muy en cuenta, siguiendo nuestros consejos y diciéndole lo que “significa” para nuestra familia la comida sana, ya que, aunque existan unos principios comunes básicos, esto es algo muy personal según preferencias nutricionales, país donde vivimos, nacionalidad, si en la familia hay personas mayores y/o niños, o incluso si existe la necesidad de seguir una dieta específica.
Estos son algunos de los consejos que te damos para que los apliques con tu empleada de hogar y así tratar de que cocinen los platos de la forma que mejor se adapten a tus necesidades y a los gustos de toda la unidad familiar. Es una tarea que pueden hacer perfectamente como profesionales del hogar, te ayudarán en una labor muy importante y posiblemente así puedas disponer de un poco más de tiempo libre. Si estás en busca de una empleada doméstica, en Emplea Hogar estaremos encantados de ayudarte.